RAID A YEMENLa principal preocupación de Londres respecto a los dominios del Imperio Otomano en Arabia era que las baterías de artillería emplazadas en los acantilados de Shaykh Said, tuviesen en su radio de acción a los buques mercantes y militares que atravesaban los 32 kilómetros del Estrecho de Bab El-Mandeb entre la costa de Yemen y el litoral del Djibuti Francés. Si tal cosa sucedía, el tráfico naval entre la India y las Islas Británicas quedaría interrumpido, lo que obligaría a los convoyes a seguir la ruta mucho más larga del Cabo de Buena Esperanza por Sudáfrica. Fue así como por este motivo, el Raj de la India ordenó una intervención en Yemen a pesar de que tal cosa conllevara sin lugar a dudas violar su neutralidad.
El 2 de Noviembre de 1914 zarpó de la India un pequeño escuadrón de la Royal Navy que primero se reabasteció en el puerto de Adén y a continuación recaló en la Isla de Perim. Precisamente este islote de 13 kilómetros cuadrados situado muy cerca de la costa yemení, se convirtió en una base logística desde donde iniciar el ataque contra el Yemen. Allí el general Herbet Cox al mando de la operación reunió a las siguientes fuerzas: 29ª Brigada de Infantería India, al 29º Regimiento de Ingenieros Indio "Sikh" y al 69º Regimiento de Infantería Pakistání "Rajput"; además de un considerable número de barcazas de madera y el apoyo del crucero de batalla
HMS Duke of Edinburgh.
Contrariamente en el lado del Imperio Otomano, el Gobierno de los "Jóventes Turcos" de Estambul que estaba al tanto de una eventual traición del Yemen, envió una serie de efectivos al territorio, más como "fuerza disuasoria" que no ocupante. Se trató de un pequeño contingente adscrito al VII Cuerpo Turco al mando del general Ahmed Tevfik Pachá que incluyó 500 soldados, los cuales fueron exclusivamente desplegados en torno a la zona de Shaykh Said.
El 10 de Noviembre de 1914 por la mañana, la Royal Navy echó anclas frente a Yemen y más en concreto junto a Shaykh Said. Acto seguido el crucero
HMS Duke of Edinburgh rompió el fuego con sus seis grandes piezas de 234 milímetros y diez medias de 152 milímetros. Tan devastadores fueron los daños causados por los proyectiles pesados, que la mayor parte de los cañones otomanos fueron destruidos y casi todos los 500 soldados turcos de la plaza puestos en retirada.
Al mismo tiempo que el cañoneo del
HMS Duke of Edinburgh proseguía contra el litoral, las barcazas cargadas de tropas anglo-indias y remolcadas por una serie de arrastreros, se aproximaron a la costa. Durante el viaje de ida no hubo contratiempos graves, salvo la metralla de un proyectil turco que tras explosionar sobre el agua acabó con la vida de un soldado indio.
Crucero británico HMS Duke of Edinburgh.Cuando por fin los soldados anglo-indios desembarcaron en Shaykh Said, la resistencia en la playa fue efímera porque únicamente unos escasos rezagados otomanos dispararon al azar, matando e hiriendo a algunos de los invasores. Una vez neutralizados los turcos, los zapadores del 29º Regimiento de Ingenieros Indio "Sikh" colocaron cargas explosivas en las baterías otomanas restantes y las hicieron saltar por los aires. La misión se había completado con éxito.
Al día siguiente de la operación sobre Shaykh Said, el 11 de Noviembre de 1914, las tropas anglo-indias regresaron a sus botes y se marcharon para siempre. La acción únicamente había dejado entre los soldados británicos e hindús un total de 16 bajas entre 5 muertos y 11 heridos.
Teóricamente el Imperio Británico tendría que haberse sentido satisfecho con el resultado de Shaykh Said, de no ser porque los cañones destruidos a los otomanos no tenían suficiente alcance para cubrir los 32 kilómetros del Estrecho de Bab El-Mandeb, lo que convirtió la misión en algo inútil, ya que los turcos jamás hubiesen podido hundir un sólo buque aliado. De hecho, la acción en Shaykh Said supuso un fracaso estratégico de primer orden para los Aliados debido a las consecuencias políticas y diplomáticas posteriores.
El Gobierno de Yemen y el Imán Yahah Ib Al-Hussein que desde el comienzo de la Gran Guerra habían estado negociando con Londres para adherirse a los Aliados, se sintieron completamente traicionados por los británicos después de haber violado ilegalmente la propia soberanía yemení en Shaykh Said sin ni siquiera haber consultado antes a las autoridades de Saná. Este suceso fue interpretado en Yemen como un intento de colonización inglesa, por lo que ante la opción de elegir a un invasor, sin duda era mejor dejar las cosas como estaban y quedarse con el amo que al menos compartía la misma fe musulmana. Fue así como a finales de 1914, el Imán Yahah Ib Al-Hussein rompió sus relaciones con Londres, anunció su lealtad al Imperio Otomano (tanto en el plano de cooperación política como militar) y declaró la guerra a los Aliados. Sin duda alguna con estas consecuencias posteriores, la incursión británica a Shaykh Said pudo considerarse como un rotundo fracaso.
Continuará.
Rubén el Stuka.