
“La hazaña de Diego Marín Aguilera estaba programada para la noche de 11 de mayo de 1793. Subió al cerro del castillo de Coruña del Conde, acompañado por su amigo Joaquín Barbero y por una hermana de éste. Allí se colocó el artefacto volador, con la ayuda de sus dos acompañantes. Desde lo alto del castillo de Coruña hay unas impresionantes vistas y se divisa todo el contorno. Antes de arrojarse al vacío dijo «alegre y sereno» a sus dos acompañantes: «Voy al Burgo de Osma, y desde allí a Soria, y no volveré hasta pasados ocho días». Se arrojó al vacío y fue planeando hasta las eras, al otro lado del río Arandilla, donde cayó al suelo. Recorrió la nada despreciable distancia de 431 varas castellanas (unos 360 metros).”
Máximo López Vilaboa.

Me temo que ya no va a volver, aunque a mucha gente le gustaría. Creo que siguen negociándolo.
Adelante, Rafael Juan, todo tuyo.