JackHicks236 escribió:
Bueno, gente; os comento.
Hoy he tenido la osadía de ver esta película, que creo que todo buen español sabrá reconocer, al menos, por la hazaña histórica que representa.
¿Tiene algo bueno la película? El reparto, la fotografía... cosas técnicas ¿Mal? Todo lo demás. Trama nefasta, respeto histórico nulo; mensaje político, por supuesto: ser patriota es "malo". Puedes ser un soldado entregado y patriota, lo que te hará ser cruel, sanguinario y fanático, o puedes ser un don nadie, que no te importa nada, y eres bueno por querer desertar o ponerte de opio hasta las cejas.
Y lo peor, que esto ha sido subvencionado por el Ministerio de "Cultura; vamos, que lo hemos pagado con nuestros impuestos.
Aunque según los estándares actuales, la versión antigua sea propaganda, la prefiero mucho antes que ésta, ya no solo por la memoria de los sitiados en Baler, sino como película en sí.
Pésima película. La vi el otro día, ... y no la pude terminar. Falta absoluta de rigor de todo tipo, poco entretenida, prejuicios ideológicos que llevan a situaciones absurdas. Casi lo que más me llamó la atención es que conviertan a la chica que canta de la primera versión, novia de un soldado, en puta, y hasta aquí estamos dentro de lo verosímil, pero en una escena en que los sitiadores hacen una fiesta se la ve copulando (por no usar otra palabra) en público con un cabecilla insurrecto (para dar envidia). Y yo me pregunto, estos analfabetos cineastas no sabrán que los filipinos eran y son de un catolicismo casi fanático y que eso no casa ni con esa condición ni con la época.
En fin,mala, mala, mala,... La versión de 1945, aunque rancia y acartonada, es mucho mejor. Pero como a estos analfabetos les regalan el dinero y tienen la película pagada recaude o no recaude, pues les da igual
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Una de Annual o Alhucemas, ..... me temo lo peor
Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo. Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos en combate. Cien mil ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres del enemigo. Ciento sesenta mil ducados para reponer y arreglar las campanas destruidas de tanto repicar a victoria. Finalmente, por la paciencia al haber escuchado estas pequeñeces del rey, que pide cuentas a quien le ha regalado un reino, cien millones de ducados