Imprimir
Categoría de nivel principal o raíz: Artículos
Visto: 8790
EL HUNDIMIENTO DEL CRUCERO BALEARES

A principios de 1938 la flota republicana había comenzado el camino hacía una mayor eficiencia y operatividad bajo el mando de González de Ubieta. Apoyado por Prieto y por el comisario general de la flota, Bruno Alonso, trazó un plan de cierta audacia para acabar de un solo golpe con el mayor número de buques nacionales: Un asalto directo a la base aeronaval nacionalista de Palma de Mallorca. Apaciguados los comités de marineros, y tras un intenso entrenamiento en lanzamiento de torpedos (realizado siempre en puerto, por temor a los submarinos “legionarios”), la flota se dispone a ganar, por lo menos, una batalla.

Sin embargo, el plan, basado en la infiltración de un cierto número de veloces lanchas torpederas soviéticas en la citada bahía fracasó antes de empezar, ya que los técnicos rusos alegaron la mala mar para regresar inmediatamente a puerto…Glz de Ubieta nunca ocultó que el verdadero motivo, en su opinión, había sido la cobardía de las tripulaciones soviéticas, acusación a la que los rusos responderían acusándole a el, en cada ocasión, de derrotista y traidor.

Dispuesto a aprovechar en lo posible los dispositivos acordados, el Jefe de la flota y E.M decidió salir a alta mar para tratar de dar caza al crucero “Almirante Cervera”, que se creía navegaba hacía Cádiz para ser sometido a reparaciones de cierta consideración.

Mientras tanto, la flota de bloque nacional no permanecía inactiva. La división de cruceros abandonaba el puerto en solitario para prestar protección a un convoy de armamento. Don Francisco Moreno, Almirante Jefe de la Flota de Bloqueo permanecería en tierra, por lo que el E.M de la flota y la insignia de mando se trasladaron al crucero “Baleares” desde el “Canarias”, al mando del contralmirante Don Manuel de Vierna. El estado del buque, nunca completamente alistado, obligó a embarcar a un grupo de operarios de construcción naval.

- 17.11. Los republicanos deciden renunciar al plan original ante la ausencia de las lanchas soviéticas, y salir a alta mar en cumplimiento del plan alternativo de Glz de Ubieta. Parten las 2 flotillas de Destructores, 1ª y 2ª (8 DD) y 2 cruceros: El Libertad y el Méndez Núñez.

- 00.45 del 6 de Marzo. Por sorpresa, las dos flotas se encuentran en alta mar, sin sospechar ninguna de ellas la presencia del contrario. Un destructor republicano lanza dos torpedos sin éxito contra el “Baleares”, que a la vista del enemigo, sin poder localizar a este debido a la oscuridad decide rodear el convoy para protegerlo en lugar de elevar la velocidad para evitar los torpedos enemigos. El Teniente Manuel Cervera, único superviviente reseñaría las ordenes de Vierna: “Mete a babor hacía el convoy”. En condiciones que el Almirante Moreno calificaría de enormemente peligrosas, el almirante Vierna ponía a su flota a rodear un convoy lento, rodeado de enemigos a los que no podía ver… Sin embargo, la flota republicana no trata de aprovechar su ventaja, y rompe el contacto con la división de cruceros nacionalista. Aunque Ubieta narra la acción como una batalla continuada, su parte de batalla no aclara en absoluto que hizo entre las 00.45 y las 02.15 de la madrugada del día 6.

02.05. La flota nacional decide mantener el rumbo, para evitar acercarse a la flota republicana o a los aeródromos terrestres de esta. A esa hora se detecta al enemigo, y el almirante ordena el lanzamiento de proyectiles iluminantes. Los hidrofonos dan una marcación distinta de los buques republicanos, pero es demasiado tarde para cambiar las órdenes, y el Baleares se ilumina sin ninguna ventaja para sus artilleros. No así para los del “Libertad” que rápidamente ahorquillan al buque nacional y logran los primeros impactos, demostrando una puntería y una efectividad abrumadoras.

02.19 Sin referencias claras en medio de la noche, el Baleares abre un fuego descoordinado, que solo consigue señalar con claridad su posición a los destructores enemigos. Son lanzados 12 torpedos contra el, desde 4 destructores a distancias entre los 2.000 y 3.000 metros. Posiblemente solo 2 hiciesen blanco. El impacto es fulminante, haciendo explotar en cadena depósitos de combustible y munición.

El resto de la flota nacional, que no consigue contacto visual con el enemigo, abandona la zona de la batalla con los buques mercantes a 28 nudos. Ubieta, por motivos poco claros (escasez de torpedos, necesidad de proteger al Libertad, falta de combustible…), se niega a proseguir la caza, o incluso a rematar al Baleares, poniendo rumbo a puerto.


El “Baleares” permanece ardiendo durante toda la noche, hasta que al día siguiente comienzan las labores de rescate por parte de destructores de la Royal Navy. El buque es pérdida total, y las labores de salvamento se ven obstaculizadas por el ataque de aviones republicanos. A pesar de eso, los ingleses no abandonan su tarea. Hacía las 7 de la mañana, con el amanecer, la división de cruceros nacional da media vuelta en busca de sus compañeros, que ya han sido auxiliados por los marinos británicos.