INTRODUCCION
Hace ya algunos años, y a propósito del plan Ibarretxe, un político cuyo nombre no recuerdo ni tampoco viene al caso, formulo esta ingeniosa sentencia: “el Parlamento puede aprobar que venimos de Marte y somos marcianos, pero seguiría siendo mentira”. Siempre que hablamos de antigüedades de ciertas unidades me viene a la cabeza esta aseveración exactamente igual de aplicable al siguiente Real Decreto:



 

REAL DECRETO 1.888/1978 de 10 de julio: El Cuerpo de Infantería de Marina tiene su origen en la disposición de la Secretaría de Guerra de Felipe II, por la que se vinculaban permanentemente a la Real Armada algunos Tercios de Infantería Española que, con el nombre genérico de Infantería de la Armada, combatieron por tierra y mar basados en las Escuadras de Galeras y Galeones.
Su antigüedad corresponde a la del más antiguo de los citados Tercios, el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles, que se remonta al año mil quinientos treinta y siete.
En mil setecientos diecisiete, Su Majestad Felipe V reorganizó y asignó de forma definitiva las antigüedades de las diferentes Unidades del Ejército y La Armada, concediendo la de mil quinientos treinta y siete a la Infantería de Marina por Real Orden de catorce de febrero de mil setecientos veintidós. Con posteridad, y por sucesivas Reales Ordenes y Ordenanzas de mil setecientos cuarenta y seis, mil setecientos cuarenta y ocho, mil setecientos cuarenta y nueve, mil setecientos sesenta y mil ochocientos setenta y uno, fue reiterada dicha antigüedad.
No obstante, a lo largo de los años, el Cuerpo de Infantería de Marina ha experimentado diversas vicisitudes en su estructura, por lo que, en alguna ocasión, su antigüedad se ha visto temporalmente discutida e incluso modificada hasta llegar a la situación actual.
Por tanto, considerando suficientemente acreditada la primitiva antigüedad del Cuerpo y que este hecho constituye un legítimo orgullo nacional, por haber sido España la primera en haber tomado la decisión orgánica de crear una Infantería de Marina, a propuesta del Ministro de Defensa, y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día ocho de julio de mil novecientos setenta y ocho.
DISPONGO
Artículo único.- Se fija el año mil quinientos treinta y siete como antigüedad del Cuerpo de Infantería de Marina.
Dado en Madrid, a diez de julio de mil novecientos setenta y ocho.
El Ministro de Defensa.
Manuel Gutiérrez Mellado
JUAN CARLOS

Pues con el debido respeto y subordinación a S.M., y sabiendo de su constitucional e ineludible papel sancionador de Leyes, quiero decir y digo que, Historia es lo que ha sucedido y se puede probar, y nunca lo que se diga que ha sucedido con el solo aval de la sanción Real.
Atendiendo a criterios historicistas, y eludiendo los sentimentales, -puesto que según estos Túnez podría reclamar mayor antigüedad vinculándose a la infantería cartaginesa embarcada en trirremes-, voy a tratar de explicar en estas breves líneas la historia genealógica de dicho tercio, el “de la Mar de Nápoles” que es el usado para asignarse su antigüedad, y de los otros cuerpos a los que la Infantería de Marina se ha auto-vinculado en su historia “oficial” atendiendo más a criterios sentimentales que a los documentales.

Estos criterios no pueden ser otros que los de creación (y recreación en algunos casos) y disolución de los cuerpos. No sirven los antecedentes remotos o inmemoriales por nimiedades como reclutarse en las mismas zonas, o por desarrollar cometidos parecidos o por llevar los mismos o parecidos nombres o sobrenombres. Muchos cuerpos han abusado de esos criterios subjetivos para darse antigüedades que en absoluto les corresponden, como el “Inmemorial del Rey” que dice remontarse nada menos que a las Bandas de Castilla del siglo XIII porque servían “permanentemente” al Rey, “inmemoriabilidad” también subjetivamente sancionada por Real Orden de Carlos III. La vida de los cuerpos militares es como la de las personas: nacen, se reproducen y mueren. Aunque los cuerpos puedan dejar descendencia porque con ellos se puedan organizar nuevas unidades, están serán otros cuerpos; como las personas, no se puede vivir en dos cuerpos simultáneamente, estarán emparentadas, peros serán distintas, con su propia personalidad y vicisitudes, su propio “historial”.

Es preciso antes aclarar el origen de tantos y tan graves errores historiográficos. Precisamente la antigüedad otorgada a los 4 “Batallones de Marina” creados en 1717, verdadera creación del cuerpo de “Infantería de Marina”, es el origen de la controversia general de las antigüedades de los cuerpos. En dicha fecha, con la tropa de los segundos batallones de los Regimientos “de la Corona” y “Marina” se forman las 12 compañías de dos de los cuatro batallones de Marina que se crean, Armada, Marina, Bajeles y Océano. Pues bien, este vínculo con el regimiento de la Corona, es el que se usa para adjudicar la antigüedad de 1530, posteriormente corregida a la de 1537, que es la que entonces se creía que tiene dicho cuerpo. Pues bien, si hoy es más que discutible dar al hijo la fecha de nacimiento del padre, caso del Corona y los Batallones de Marina, genero entonces tal polémica y reclamaciones por parte del resto de cuerpos, que el Rey Felipe V ordeno al fiscal Samaniego recopilar todos los justificantes de antigüedad de los distintos cuerpos de infantería, dragones y caballería resultando en un expediente documental que publicara en 1738 como “Disertación sobre la antigüedad de los regimientos…” y que Felipe V usara para fijar las antigüedades por Real Orden de 1741.

Samaniego realizo un gran trabajo, pero fruto de su época, una en la que la antigüedad de los militares estaba determinada por la de sus unidades, una cuestión de honor, cuando el honor se valoraba más que la propia vida. Así muchos jefes de cuerpo trataron de justificar lo injustificable aduciendo indemostrables herencias, incontrastados testimonios o erróneas cadenas de sucesión de mando de los cuerpos. Se asume el principio de que la antigüedad cierta de una parte era suficiente para comunicar esta al resto, de ese modo podamos hallar más de una unidad compartiendo la misma antigüedad e historial al encontrar el más mínimo nexo común. A la falta de objetividad se suma el hecho de que en esa época los archivos de Flandes y de Italia no estaban disponibles para contrastar, amén de que la archivística estaba entonces muy limitada. El problema radica en que un siglo después, este trabajo de Samaniego es la base documental que usa el Conde Clonard para redactar su enciclopédico trabajo de genealogía regimental “Historia Orgánica de los Regimientos…”. Con Clonard se perpetúan los errores de Samaniego, y además engordan con erróneos criterios como son considerar a una unidad la misma que otra por llevar el mismo nombre o reclutarse en la misma área geográfica. Clonard tampoco tuvo acceso a los archivos de Flandes e Italia; es más, de la lectura detallada de su obra, en las que escandalosamente se echa de menos cualquier referencia documental, se puede deducir que redacto su obra su obra conforme a los historiales que los jefes de cuerpo le remitían, faltos de rigor y objetividad. Podemos encontrar en sus volúmenes regimientos que comparten el mismo origen y algunas partes de sus historiales, e incluso maestres de campo compartidos por distintos tercios. En definitiva, su trabajo es poco fiable.

Pero lo que de verdad es imperdonable es que, dados los avances actuales en archivística, ningún organismo oficial haya iniciado un proceso revisionista de la obra de Clonard y Samaniego, y toda la historiografía “oficial” se base aun en sus obras repletas de errores fácilmente subsanables hoy en día.
Afortunadamente la iniciativa particular trata de cubrir lo que deberían cubrir las instituciones oficiales, pero evidentemente con muchos menos medios y posibilidades. Destaca en esta labor el que creo es el mejor biógrafo y genealogista actual, Juan Luis Sánchez Martin, en adelante JLSM. En sus trabajos se basa mi argumentación, consultables en papel en la revista que el mismo editó “Researching & Dragona” y en su web http://www.tercios.org/. Básicamente, su método consiste en el estudio de las biografías de capitanes y maestres de campo (MdC) y a través de ellas recrear la cadena de mando de los distintos cuerpos. Para ello ha buceado en miles de documentos recorriendo los archivos de Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, España,… Otros documentos determinantes que usa son las “órdenes de leva”, las concesiones de “patentes” de MdC, las “muestras” o revistas de fuerzas y las ordenes de “reforma” entre otros. El resultado es contundente, sorprendente, fiable pero, por supuesto, inacabado y no falto de errores, ya que ante determinadas lagunas de información es necesario asumir ciertas hipótesis que permitan continuar la labor investigadora. Veamos qué pasa con el Corona y los otros cuerpos vinculados a la IM.

TERCIO DE LA MAR DE NAPOLES, 1635-1704 > REGIMIENTO DE LA CORONA, 1704-1931 > REGIMIENTO DE NAPOLES, 1939-1965

Dice la historia tradicional de la IM que el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles se crea el 27 de febrero de 1566 levado por el MdC Pedro de Padilla y Meneses y trasladado desde Cartagena a Italia. A partir entonces adjudican a ese Tercio Nuevo un historial ajeno, el del Tercio “de Nápoles”, 3º de los creados con ese nombre para guarnición de dicho Reino. El 1º de ellos, creado en 1532 como Tercio del Reino y apodado el “de las 9 banderas” (así se denominaban entonces a las compañías) fue reformado disciplinariamente en Vigevano, tras los fraudes detectados en la muestra junto a Crescentino en 1538. El 2º, que se crea ese mismo año de 1538 para cubrir su hueco, es que el que se pierde en 1554 en el frente de Hungría al mando del MdC Bernardo de Aldana. Cuando este 2º marcho a la campaña de Hungría en 1548 es cuando se creó el 3º que tratamos.

¿Por qué se confunden los Tercios de Nápoles con el levado por Padilla en 1566? Resulta que Padilla aparece efectivamente en la cadena de mando del Tercio de Nápoles en 1566. Y la explicación parece estar en la práctica frecuente en la época de que ante una crisis se ordenara levar tercios nuevos en España para mandarlos a la zona en que se necesitaran, y una vez allí, el Capitán General del Ejército de operaciones reorganizara las fuerzas en función de las necesidades de la campaña. En este caso, algunas de las compañías de bisoños que llevaba Padilla y la mitad de las compañías veteranas del Tercio de Nápoles se pusieron bajo las órdenes de Alonso de Ulloa que formaron el Tercio que habría de partir en 1567 con el Duque de alba a Flandes, al que llamaremos Tercio “de Nápoles (Gemelo)” para no confundirlo con el que queda en Nápoles a las órdenes del MdC Padilla con el resto de sus compañías y la mitad de las veteranas. Ninguna de estas dos unidades pudo llegar a ser el regimiento de la Corana porque ambas fueron disueltas antes; el Nápoles (Gemelo) se reformo en Flandes el 27 de julio de 1574, y el Tercio de Nápoles se perdió por captura durante la invasión del Reino en 1707 por los Imperiales.

Permitidme que cite a JLSM para explicar el origen del que luego fue el Corona: […], en realidad, la CORONA se formó en Nápoles, en la primavera de 1635, y tras acudir embarcado en las galeras del marqués de Santa Cruz a las conquistas de las islas de Saint Honoré y Sainte Marguerite (islas Lérins, al SE de Cannes), desembarcó el 1 de setiembre de dicho año en Savona para servir desde entonces, ininterrumpidamente y hasta su evacuación en 1707, en el Estado de Milán. Estos detalles los conocemos gracias a la deposición testifical de un sargento llamado Miguel Gómez, que sirvió en dicho tercio desde su formación en Nápoles, el día 7 de mayo de 1635. […] Este tercio pasa su muestra el 14 de mayo de 1635 con Gaspar de Acevedo Bonal como MdC, y conocido inicialmente como Tercio “de Nápoles que reside en Milán” y posteriormente como tercio “de la Mar de Nápoles”. Esta es la unidad que en 1704 pasa a pie regimental al mando de Luis Aponte, ultimo MdC y primer coronel. El cuerpo mantiene su nombre hasta que la Ordenanza de 10 de febrero de 1718 se lo cambia por el “de la Corona”. El regimiento se disuelve en Cuba a finales del XIX, se reactiva entre 1918 y 1931, y su última reactivación se produce entre 1939 y 1965 como regimiento “de Nápoles” pero heredando el historial del “Mar de Nápoles/ Corona”.

Para concluir, el Regimiento de la Corona, antes Tercio de la Mar de Nápoles, tiene una antigüedad de 1635 y no tiene ningún vínculo con la IM. Por lo tanto, el REAL DECRETO 1.888/1978 de 10 de julio esta fundamentado en un error.

TERCIO DE GRANADA > DE LA LIGA ó de LOPE DE FIGUEROA, 1569-1584. Supuesto TERCIO VIEJO DE LA ARMADA DEL MAR OCEANO, hoy REGIMIENTO CÓRDOBA

Estamos ante uno de los errores más grandes en la historiografía regimental española, cuya enmienda está aún pendiente. El Tercio que Lope de Figueroa levo en 1569 para reducir la rebelión morisca en las Alpujarras, que después se embarcó en las galeras de Juan de Austria de la Santa Liga para participar en “la más alta ocasión que vieron los siglos” en Lepanto, que conquistó Túnez en 1573, que recorrió el camino español para llegar a Flandes en 1578 y que lo contramarcho para regresar a Milán en 1580 y de allí a Cádiz desde donde embarco en la Armada del Marques de Santa Cruz para luchar en la batalla de la Tercera en 1583, regreso finalmente a Flandes para ser reformado en Namur en 1584, […]concluyendo así la singladura histórica del Tercio de la Liga, anteriormente llamado de Granada, pese a que el Conde de Clonard enlazara su existencia con el posteriormente creado Tercio de la Armada de la Mar Océano, que la bibliografía regimental española y la tradición histórica naval han venido aceptando y siguen admitiendo pese a su inconsistencia histórica, dado que el tercio que formara Lope de Figueroa en 1569 se extinguió, sin solución de continuidad, en la fecha y lugar arriba expresados, como atestiguan el militar y cronista Alonso Vázquez y la documentación coetánea preservada en Simancas (AGS,E,588 y AGS,E,590). JLSM.

Pese a ello, la historiografía se ha empeñado en identificar este tercio, en el que revistó el mismísimo Cervantes, con el que denominan como “Viejo de la Armada del Mar Océano” que después se convertiría en el regimiento “de Córdoba” que aún existe y mantiene esta mentira sobre su origen. Pero esto que es verdad demostrada no resuelve el origen del Viejo de la Armada del Mar Océano, después Córdoba, que es asignatura pendiente y me pongo como meta resolver en un futuro trabajo. Mi impresión personal es que a partir de la campaña de Portugal siempre hubo uno o varios tercios asignados a las Armadas en Galicia, Portugal o Cádiz pero no necesariamente siempre el mismo. Creo que inicialmente mantendrían la costumbre de ser conocidos por el nombre de su MdC y que el calificativo de “de la Armada” se convertiría en un apodo motivado por su función, y no un nombre propio. La especificad de vida y combate en el Atlántico exigía cierta especialización y con el tiempo la asignación a las distintas Armadas se haría permanente. Este es un proceso que muy probablemente tuvo lugar durante el primer tercio del siglo XVII como muy bien explica José Palau Cuña en la revista Ejercito nº871 de noviembre de 2013. El adjetivo de “viejo” muy probablemente se usó a partir de que en 1682 un nuevo tercio fue asignado permanentemente a la Armada y se le conociera como “Nuevo de la Armada del Mar Océano”, el que posteriormente sería el Regimiento “de Mallorca”, extinguido en 1995.

Sin duda, este error genealógico estaría motivado por el afán de algún jefe de cuerpo de querer emparentar con una unidad de un historial tanto lustre, especialmente relacionado con la Armada por participar en las dos más brillantes victorias navales de las armas españolas, Lepanto y la isla Terceira en las Azores. Samaniego no detecto la mentira y Clonard perpetuo el error.
En ocasiones se menciona también un inexistente Tercio de Galeras supuestamente levado en 1566. No hay ninguna constancia documental del mismo y nunca existió. La costumbre durante el XVI era asignar a las Escuadras de Galeras de los distintos reinos mediterráneos compañías de infantería de los Tercios que estuvieran disponibles. Tampoco hay ninguna referencia documental a las tan mencionadas como poco probadas Compañías Viejas del Mar de Nápoles. Solo a partir de la Ordenanza de Galeras de 1621 se ordena la creación de 12 compañías sueltas para dotar de infantería a las mismas, que nunca se constituyeron en tercio.

Resumiendo, la asignación de la antigüedad de 1537 a la Infantería de Marina es incorrecta e ilegítima. El Regimiento de la Corona se creó en 1635 y nunca estuvo vinculado a la Armada. El Tercio Viejo de la Armada del mar Océano no está emparentado con el Tercio de Lope de Figueroa, pero aún está pendiente de investigación determinar los antecedentes de este tercio que probablemente se asignó permanentemente a La armada a principios del siglo XVII. La antigüedad de dicho tercio determinaría la antigüedad verdadera de la IM con rigor histórico. Nuestra historia militar es tan grande y brillante que no debemos perder credibilidad con semejantes amaños porque no los necesitamos.

 


 

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