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Las tropas italianas en la guerra civil española.


CANTO FLECHA NEGRA.
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Partimos de Roma contra los bárbaros de Moscú
que en España, hasta la tierra han revolucionado.

De las iglesias y de los niños hacen escarnio inhumano.
Flechas de Italia y de España estamos prontos a luchar.

La Flecha Negra que de Jarama a Bilbao
por Aragón a liberado Tortosa
De los montes hasta el mar sangre de héroes vertió
Roma imperial Fascista paz y trabajó llevó.

Augusto Giannotti, Mariscal mayor de la Brigada de Flechas negras.

Iº. - DE ROMA A MÁLAGA.
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Antecedentes.

En 1934 la España monárquica miraba hacía Mussolini como aliado fundamental en su lucha contra el orden republicano. Estos contactos cristalizaron cuando el Duce se comprometió a proporcionar a la Comunión Tradicionalista armamento y formación para sus futuros oficiales. Grupos de alrededor de un centenar de hombres comenzaron a llegar a Italia en el verano de ese año, destinados a recibir instrucción militar.

El 19 de Julio, recién llegado a Marruecos desde Canarias, el general Franco envía a Luis Bolín a Roma para gestionar la compra de armamento y equipo. Mussolini duda, pero los primeros envíos de material francés a la republica terminan por convencerle. Inmediatamente ordena el envío de 12 bombarderos " Savoia", que habían pertenecido a los escuadrones 55,57 y 58 de la Regia Aeronautica. Es decir, material en servicio en aquel mismo momento en el ejército italiano. No excedentes o contratos de producción futura.

Así, a las 05.30 del 30 de Julio, los 12 bombarderos despegaban de Cerdeña. Tras 6 horas de viaje, solo 9 de ellos alcanzarían el Marruecos Español. Allí los 45 tripulantes se alistan en la legión, dando comienzo a la intervención italiana en la guerra civil española. Solo hacia 3 años que Franco había considerado a Italia la principal amenaza para España.(1)


El avance sobre Madrid.

Tras la llegada de los bombarderos, Italia envió en septiembre cazas Fiat Cr-32 (Chirri) y aviones de asalto Romeo Ro-37. En octubre ya son 75 los pilotos italianos en servicio en el tercio, apoyados por unos 150 auxiliares. Al mismo tiempo, desembarcan en España por Galicia y Andalucía pequeñas expediciones de hombres y material, básicamente unos 15/30 carros Fiat-Ansaldo 13/35, en modalidad convencional y lanzallamas, igual que baterías de acompañamiento 65/17 mm y otros calibres, totalizando mas de 50 piezas.

El primer hecho de armas de las fuerzas italianas tuvo lugar durante la toma de San Sebastián, donde participan los carros ligeros desembarcados en Vigo. Mientras tanto, fuerzas desembarcadas en Cádiz son concentradas en Cáceres, donde son revistadas por Franco el 18 de Octubre y pasan al frente de Madrid, donde combaten con distinción apoyando a las distintas columnas africanas. Se trata de menos de 300 hombres, sobre todo técnicos y oficiales destinados a manejar el equipo y a instruir a sus auxiliares españoles. Se mantienen constantemente en el frente, fluyendo de una columna a otra, siendo empleados siempre en los puntos decisivos. El 26 de noviembre, ceden el material a tropas españolas y son retirados del fuego, destinados de nuevo a Andalucía para ayudar a las tareas de organización de las unidades italianas que van a prestar servicio en España.

Málaga.

Mantener la situación como hasta entonces, es decir, recibir solo material, instructores y especialistas que eventualmente participasen en los combates ( como haría la legión Cóndor en su faceta terrestre), era lo que deseaban los españoles. Pero Mussolini, por diversas razones de prestigio y de política interna, decidió el envío de milicianos fascistas ( no tropas regulares) para combatir como unidades independientes dentro del ejército nacionalista. Franco se opuso cuanto pudo a esta medida, y cuando la aceptó trató de limitarla siempre que pudo. Pero en última instancia, Italia era su principal proveedor de armamento. No podía desairar al Duce.

Mussolini estaba enfurecido por la llegada de las brigadas internacionales a España. A pesar de que entraba en contradicción con los intereses de su política exterior, no podía resistirse a combatir en defensa de un régimen afín y a ponerse a la cabeza de la resistencia contra el comunismo internacional. En su imaginación, la lucha entre la luz y las tinieblas estaba en sus manos. Veía a los nacionalistas como un puñado de generales anticuados y de soldados incapaces. Sus camisas negras ganarían solos la guerra y cambiarían el destino del mundo.

Así pues, el 22 de diciembre desembarca en Cádiz la primera expedición de camisas negras, cuando ya existen 4 brigadas internacionales organizadas en defensa de la republica. Rápidamente fueron llegando nuevas expediciones de voluntarios fascistas, que eventualmente serian integrados en unidades convencionales por oficiales de milicias y del ejército regular. Frente a los que llegarían después, en este momento se trata sobre todo de miembros del partido fascista. Veteranos en parte de la campaña de Abisinia, y con una gran proporción de auténticos voluntarios. Destinados a combatir en el frente de Madrid o en alguna de las ambiciosas campañas que los italianos preveían (2), la mayor parte de sus medios de locomoción no habían llegado aún, y el retraso en la organización de la unidad convenció a muchos de que lo más indicado sería emplear lo ya disponible ( 8.000 hombres de primera línea, y algunos más en servicios de retaguardia) en una operación que Queipo de Llano llevaba retrasando desde las primeras semanas de la guerra: La toma de Málaga.

A pesar de la obsesión de los italianos por montar una gran maniobra destinada a poner toda Andalucía y Murcia en manos de los nacionales, Queipo les contuvo para organizar un asalto coordinado, por etapas, sobre el saliente republicano. Sin organización ni equipo, las milicias malagueñas, mal organizadas y olvidadas por el gobierno republicano (3) cedieron rápidamente sirviendo a las tropas italo-españolas una victoria en bandeja.


Las brigadas mixtas de flechas.

Contando con un excedente de oficiales y técnicos italianos, el alto mando español acordó con el italiano la creación de unidades mixtas, en las que el 80% de los soldados y el 30% de los oficiales, serian españoles, cubriendo los italianos el resto de plazas. Estas unidades combatieron con independencia orgánica del CTV. Se las puede considerar un expediente sencillo para lograr material e instructores italianos, sin aumentar la cuenta de la deuda española. De hecho, todos los puestos superiores y técnicos estaban ocupados por militares de esa nacionalidad.

IIº- DE GUADALAJARA A SANTANDER.
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Organización del CTV

Tras la victoria de Málaga, enfervorizado y con el total de su material, el recién bautizado CTV (4) es organizado al norte de Madrid para participar en la batalla. Su retraso ha supuesto una pequeña crisis, rápidamente superada, ya que se esperaba emplearlo para descongestionar el presionado frente del Jarama. Para cuando los italianos llegan al frente la situación está controlada. Pasan entonces a plantearse objetivos más ambiciosos.

Es el momento de máxima presencia italiana en España, cuando sus efectivos militares podrían alcanzar los 35.000 hombres. No existe ninguna seguridad acerca de los efectivos totales, ni documentos oficiales que permitan disponer de un número exacto, así que hay que aceptar esta cifra aproximada. (5).

Las fuerzas se ponen al mando del General de División Mario Roatta, hasta entonces jefe del servicio de inteligencia militar (S.I.M), y se organizan en divisiones, grupos de banderas, y banderas. Los nombres son meramente convencionales, siendo las banderas el equivalente de batallones, y las divisiones, de brigadas, ya que la más importante, la 4ª no llega a los 8.000 hombres y la 3ª solo tiene unos 6.000 soldados.

Así pues, cada división de voluntarios ( nada que ver con las del ejercito nacional), estaba formada por 3 grupos de banderas de 3 banderas cada uno. Cada bandera tenía 4 compañías, 3 de fusileros y una de máquinas con unos 600 hombres por bandera. Es decir, imitaba la organización terciaria del ejército italiano de la época. Era una organización muy “ligera”, que demostraría todas sus deficiencias en la S.G.M, pero que en España aún podía considerarse adecuada, a pesar de la superioridad aplastante de los carros soviéticos sobre los italianos.

En este momento aún usaban cascos modelo “Adrián”, de la PGM, que fueron sustituidos a partir de finales de 1937 por el nuevo modelo. En general el equipo disponible, aunque no moderno, era abundante. Comparados con las unidades nativas de uno y otro ejército, el contraste era notable.

Guadalajara.

Podríamos resumir esta batalla dejando claro que el frente italiano estaba, al final de la batalla y pese a su derrota, más avanzado que cuando comenzó la ofensiva, y que los italianos solo perdieron menos de 3.000 hombres entre muertos y heridos, así como unos 300 prisioneros. Esto sobre una base de más de 30.000 soldados.

Nadie puede dudar que constituyó una derrota, pero no tuvo las características de debacle que se le han venido atribuyendo por la mayoría de los autores de ambos bandos(6). Más aún dadas las espantosas condiciones metereologicas, y la desprotección absoluta de los flancos por los italianos en su avance, sorprende que las consecuencias no fuesen mas graves. Fue un avance mal planeado, peor dirigido y sobre todo, basado en apreciaciones erróneas sobre el enemigo. Todas las bravatas y las ilusiones de Mussolini se ahogaron en el barro.

Composición del CTV durante la batalla de Guadalajara.

1ª División: Dio Lo Vuole. ( Solo parcialmente motorizada). Grl. Rossi.

2ª División: Fiamme Nere. ( Ídem). Grl. Coppi. Bajo su mando estaban los 2 grupos de banderas independientes, llamados indistintamente y sin propiedad, Grupo o División, XXIII de Marzo ( por la fecha de fundación del partido fascista, e inicio de la era del mismo nombre).

3ª División: Penne Nere. ( Totalmente motorizada). Grl. Nuvoloni.

4ª División: Voluntarii Littorio. ( La mejor dotada de vehículos). Grl. Annibale Bergonzoli (7). Organizada en la ciudad fascista de Littorio, era la única en la que los voluntarios procedían mayoritariamente del ejército, y no de las milicias del partido. En ocasiones llega a calificársela como división del “ Regio Essercito”, lo que técnicamente no es correcto. De todas formas, tenía fama de “regular”, y era la mejor valorada por el cuartel general de Salamanca.

Además de esto, una agrupación de blindados con 4 cias, artillería de cuerpo de ejército hasta un numero cercano a las 200 piezas y las unidades correspondientes de servicios e ingenieros.

La derrota ante los republicanos dio lugar a una amplia reestructuración de la unidad italiana, en la que los elementos menos combativos fueron devueltos a Italia. Aunque el grado de voluntarios fue alto, no puede olvidarse que un buen número de los soldados eran milicianos sin entrenamiento militar especifico, formados en unidades poco cohesionadas. Igualmente, existían en número notable voluntarios desengañados, algunos de los cuales alegarían haber sido engañados o directamente forzados. De todas formas, la mayor parte de estos testimonios procede de prisioneros que trataban de congraciarse con sus captores, y de la época posterior a la caída del fascismo. En el sentido contrario, tampoco era la Italia fascista el lugar indicado para expresarse con libertad.

Vizcaya.

Mientras el CTV se reorganizaba, la brigada de Flechas Negras combatía en el norte. El excesivo entusiasmo de los mandos italianos volvió a conducir a una situación critica cuando uno de sus batallones fue copado en Bermeo. Por suerte, el resto de la brigada apoyada por los bous nacionales pudo romper el cerco. La agrupación XXIII de Marzo, en proceso de re-estructuración participó en la batalla solo algunos días, volviendo luego a la retaguardia de las brigadas de Navarra.

Santander.

Mussolini había dado una consigna a sus tropas: “ O vincere o non si torna”. Pero lo cierto es que ya se había procedido a la repatriación de heridos y elementos poco combativos. Era políticamente importante para él lograr una gran victoria que borrase la vergüenza de Guadalajara, y sobre todo, la publicidad negativa que había recaído sobre las tropas fascistas. Por eso, aunque no se consideraban necesarios tras la caída de Vizcaya, se reservó al C.T.V “ una de las acciones principales”. Tras su reorganización, el C.T.V contaba con los siguientes elementos, bajo el mando del general de C.E Ettore Bastico (8).

-División Llamas Negras: Frusci.
-División XXIII de Marzo: Francisci. Organizada ahora sobre el esquema regular del Regio Essercito.
-División de asalto Littorio: Bergonzoli.

Más un destacamento Celere, dividido en apoyo de las divisiones, artillería y servicios.

La brigada mixta de flechas negras seguiría operando desde la costa, mientras que el C.T.V fue destacado al sur de Cantabria para participar en una ambiciosa maniobra de envolvimiento. Tras una difícil ruptura, las fuerzas italianas avanzaron rápidamente hacia Santander. El frente se rompe el 16 por Reinosa, y el 26 el C.T.V entra en la capital cantabra. A pesar de su importante motorización se ve obligado a compartir la primacía de la conquista con las brigadas de Navarra que avanzaban a pie.

Mussolini ha logrado su victoria, así que el C.T.V es retirado de la campaña del Norte, reservándose para operaciones más importantes y decisivas.