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Mientras Alemania dirigía sus divisiones desde Polonia al frente occidental, Francia y gran bretaña preparaban la defensa y la guerra pasó aun punto muerto (guerra de mentiras) entonces la opinión pública mundial se centro en lo que acontecía en el báltico y Finlandia.

A finales de septiembre y principios de octubre de 1939, los soviéticos habían impuesto tratado de asistencia mutua en los estados bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) y obligando a transferir bases militares al ejército soviético.

El 5-10-1939 el ministro de asuntos exteriores finlandés, Erkko, era invitado en Moscú para discutir "las cuestiones políticas concretas".

Durante las conversaciones mantenidas por rusos y finlandeses iniciadas el 12-10-1939, Stalin exigió el tratado de asistencia mutua semejante a firmada con los países bálticos, así como la cesión de las bases militares para afianzar una posición estratégica en Leningrado y como era de esperar Finlandia rehusó ya que no quería comprometer su política de neutralidad, ni perder su independencia nacional.

Los rusos rompieron el pacto de no agresión con los finlandeses firmado el 27-11-1932 y pasaron a la ofensiva el 30-11-1939 atacando varios puntos de la frontera con 30 divisiones mientras la aviación bombardeaba las ciudades importantes, Helsinki, Hango y Lathi y la flota del báltico cañoneaba la costa meridional finlandesa. Para sorpresa de Moscú los ataques emprendidos en la frontera fueron rechazados en su totalidad por las tropas al mando del mariscal Von Mannerhein.