Índice del artículo



1. Antecedentes: del Ducado de Finlandia a la Revolución de Octubre.

La Sisällissota o Guerra Civil tuvo lugar en 1918 y se combatió entre los meses de enero a mayo entre los punaiset (rojos) y los valkoiset (blancos). Los primeros recibieron apoyo de la Rusia bolchevique mientras que los segundos recibieron ayuda de Suecia y Alemania.

Los orígenes del conflicto se pueden rastrear a partir de 1899 cuando el Imperio Ruso emprendió las medidas de rusificación del Gran Ducado de Finlandia. Una de estas medidas fue la abolición del Ejército Finlandés. Como garante de las medidas eslavistas, Rusia contaba con el apoyo incondicional del Senado Finlandés, el cual practicó una política conservadora y leal a Rusia. Los descontentos con esta política, tanto de izquierdas como conservadores, fueron radicalizando sus posiciones. Los conservadores iniciaron un acercamiento político al Imperio Alemán, que desde 1871 entró en escena en la zona báltica.

Por su parte, la izquierda encontró un excelente caldo de cultivo entre la naciente clase obrera del proceso industrializador de Finlandia, en la década de 1850, que introdujo los problemas tradicionales de la industrialización. De tal manera, desde 1880 a 1914 la clase obrera fue consolidándose ideológicamente al tiempo que se hacía cada vez más patente la diferencia entre clases adineradas y clases pobres.

Precisamente, las clases dominantes hicieron uso de todos los medios para construir la imagen de la opresión rusa, enemigo común a todas las clases. No obstante, con la desaparición de ese “enemigo común” se iniciaría un proceso cada vez más violento.

La fallida campaña de Rusia contra Japón y la huelga general, ambos acontecimientos en ocurridos en 1905, hizo que Finlandia se beneficiara de algunas medidas políticas, entre ellas la implantación del sufragio universal, que motivó la entrada en la escena política de los Social Demócratas. Con todo, Finlandia aún ponía en práctica una política de apoyo al Gran Duque de Finlandia: el Zar de Rusia.

1905 vio como se radicalizaban las organizaciones políticas de Finlandia. Los Punakaarti (Guardias de Protección de los Trabajadores o Guardia Roja) y los Suojeluskunnat (Guardias de Protección o Guardia Blanca) surgían de las dos principales facciones políticas.



En las elecciones generales de 1916 el partido Social Demócrata consiguió la mayoría absoluta. Con la Revolución de Febrero de 1917 se inició un nuevo proceso para Finlandia. El líder político Oskari Tokoi inició una serie de negociaciones con el gobierno provisional de Kerensky. La petición de independencia total de Rusia no fue bien recibida por el gobierno ruso. La mala situación económica y el creciente desempleo motivaron que los partidos de la oposición no apoyaran las reivindicaciones de Tokoi. Se convocaron nuevas elecciones que ganaron los conservadores.

Finalmente el gobierno Kerensky reconoció la autonomía de Finlandia. Pero en la cosecución de ese proceso se retiró a la policía rusa. Su lugar fue ocupado de manera espontánea por las fuerzas paramilitares rojas y blancas. Al mando de esas unidades se encontraban obreros y sindicalistas, en las fuerzas rojas, y académicos y comerciantes en las filas de las tropas blancas.

La Revolución de Octubre trajo una nueva situación. Para ese momento la tensión entre las diferentes facciones políticas se había agravado llegándose a contabilizar numerosos asesinatos políticos. Para enrarecer aun más la situación, cada vez eran más frecuentes los altercados organizados por socialistas radicales. También, las tropas rusas estacionadas en Finlandia –muchas de las unidades habían ejecutado a sus oficiales- contribuyeron al malestar social con una serie de pillajes y tropelías cometidas en contra de la población local y solo la acción de las unidades de la Guardia Blanca logró mantener el orden.

Con la Revolución de Octubre las fuerzas políticas finlandesas se distanciaron aún más. Por un lado los conservadores vieron el momento idóneo para exigir una independencia total de Rusia; por su parte, los Social Demócratas deseaban mantener una alianza con los Bolcheviques y poder luchar contra la opresión capitalista.

A lo largo de 1917 en Finlandia tuvieron lugar una serie de huelgas y protestas contra el aumento de precios de los alimentos; así como mítines y protestas locales a favor o en contra de los líderes políticos. Finalmente en noviembre de 1916 estalló una huelga general que fue un parteaguas para la nación.



Animado por los bolcheviques rusos, en noviembre de 1917 se creó el Comité Central Revolucionario, formado por sindicatos y el Partido Social Demócrata y en cuyo puesta en escena tuvo gran protagonismo la Guardia Roja que para ese momento contaba con 30.000 miembros (por su parte la Guardia Blanca había ido creciendo igualmente y contaba con 40.000 miembros).

El Senado, al mando de Pehr Evind Svinhufvud, propuso una Declaración de Independencia que fue aprobada por el Parlamento el 6 de diciembre de 1917. Una vez aprobada la independencia el 12 de enero de 1918 (a final del año el gobierno bolchevique reconoció la independencia de Finlandia) el Senado impulsó la creación de una fuerza policial nueva lo que apuntaba a todas luces a la legalización de la Guardia Blanca y la prohibición de la Guardia Roja. En efecto, el 25 de enero el Senado decretó que la Guardia Blanca se convertía de manera automática en el Ejército de Finlandia.



Los rojos recibieron mal la decisión del gobierno de emplear a la Guardia Blanca (los rojos los llamaban “Los Carniceros”) como base para el ejército nacional y peor aún que los destinaran a desarmar a los 40.000 soldados rusos que permanecían en territorio finlandés. Temían que los siguientes en la lista serían ellos.

2. Estado de guerra.

De manera paralela se declaró la República Socialista de los Trabajadores Finlandeses nacida bajo el mando de Otto Ville Kuusinen, responsable de la constitución ideológica de este proyecto. Kuusinen se había inspirado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y en el sistema cantonal suizo. Entre las medidas políticas cabe destacar una serie de reformas sociales, la consolidación de la democracia parlamentaria, basada en el principio de soberanía del pueblo, y sobre todo el principio de autodeterminación nacional. A diferencia de contar con el apoyo de la Rusia bolchevique, ideas como dictadura del proletariado y socialización de los sectores productivos no entraban en el programa de Kuusinen.



Con esta parcelación política del territorio era inevitable que estallara el conflicto. Así, la noche del 19 de enero tuvieron lugar algunas escaramuzas, y el 26 de enero, tras la declaración del Senado que transformaba a la Guardia Blanca en el Ejército, se trasmitió la orden de rebelión en todos los centros rojos. La Rusia bolchevique anunció su intención de apoyar al gobierno y las fuerzas de la República Socialista de los Trabajadores Finlandeses.

2. 1. División territorial.

Tras los primeros combates la línea del frente se estabilizó a unos 50 km al norte de las ciudades de Pori, Tampere, Lahti y Viipuri. Finlandia quedaba así dividida en dos partes, cada una con su propio gobierno. Por un lado la zona blanca con el gobierno de Svinhufvud y capital en Vaasa y por el otro el gobierno de Kuusinen y sus ministros Yrjö Sirola y Oskari Tokoi en Helsinki ciudad que quedó bajo control rojo a primeras horas del 28 de enero.



2. 1. 1. La zona roja.

La república de Kuusinen tomó el poder el 27 de enero con numerosos problemas. En primer lugar los servicios públicos contaban con gran parte de su personal a favor de los blancos por lo que tuvieron que ser reemplazados por trabajadores que no tenían la formación necesaria para llevar adelante las nuevas tareas. Por otro lado la banca y las finanzas tomaron una clara postura anti-roja. La única manera de asentar el poder fue la puesta en marcha de un decreto –promulgado el 14 de febrero de 1918- según el cual las antiguas autoridades quedaban abolidas y eran reemplazadas por colectivos institucionales.




2. 1. 2. La zona blanca.

El territorio bajo control blanco era en su mayor parte la zona agrícola. El gobierno de Svinhufvund pudo continuar trabajando con las administraciones locales y no tuvo que reemplazarlas. El hecho de que fuera la zona productiva de alimentos ayudó a que tanto el gobierno como las fuerzas blancas tuvieran buenos suministros.

2. 2. Las fuerzas.

Como es obvio, los dos gobiernos dependían de las fuerzas militares para consolidar su autoridad y también para combatir tanto contra el enemigo como contra elementos hostiles dentro de su propia àrea de influencia.

2. 2. 1. Rojos.

Las fuerzas rojas se caracterizaban por no estar sujeta a una disciplina militar. Esta se imponía por medios democráticos, así los propios grupos elegían a sus oficiales los cuales no siempre tenían habilidades para mandar. Por otro lado, se impuso el curioso hábito de la “jornada de combate de 9 a 5”, es decir: los soldados salían por la mañana para combatir y regresaban al anochecer a sus hogares.

El ejército rojo no tenía una estructura de mando concreta y los comandantes y jefes locales no siempre acataban la estrategia y órdenes emitidas desde Helsinki.

Había una carencia constante de oficiales, las tácticas de combate en el frente eran muy rudimentarias y desde luego había una escasez constante de alimentos.



Por otro lado las fuerzas rojas contaban con la ventaja de tener bajo control las zonas industriales lo que les permitió construir trenes blindados y convertir otros medios de transporte en vehículos de combate. En cuanto a la situación de armamento, las tropas rojas consiguieron algo de armas y munición de las tropas rusas que se encontraban en Finlandia. Algunas guarniciones rusas fueron atacadas mientras que otras de manera voluntaria hicieron entrega de sus arsenales. Solo una pequeña parte de soldados y oficiales rusos se presentaron de manera voluntaria para combatir al lado de los rojos, de hecho las tres cuartas partes de rusos estacionados en Finlandia deseaban volver cuanto antes a Rusia.

2. 2. 1. Blancos.

Las tropas “gubernamentales” formadas a partir de la Guardia Blanca estaban concentradas en Ostrobothnia, zona rural y de amplia simpatía hacia la causa de los blancos.

Junto a este primer núcleo del ejército, a finales de febrero llegó a Vaasa el 27 Preussen Jäger Regiment, se trataba de un regimiento de infantería ligera entrenado en Alemania y que había combatido en el frente contra los rusos en Kurland.



La estructura del Ejército Blanco era bastante complicada: los soldados en su mayoría eran campesinos, los oficiales intermedios eran finlandeses entrenados en Alemania y el Estado Mayor estaba compuesto por suecos, rusos y fineses, todos ellos bajo el mando del general Mannerheim.



Junto a la organización militar, el gobierno blanco contó con la simpatía de los gobiernos democráticos de Europa que no deseaban una extensión del bolchevismo en el norte de Europa. Así, a diferencia de los rojos que tan solo contaban con el apoyo de la Rusia bolchevique, los blancos iniciaron una campaña diplomática para solicitar apoyo de Suecia y Alemania, tarea encomendada el ministro de exteriores Frey. El propio ministro trató de convencer al gobierno sueco con las siguientes palabras: “La lucha que tiene lugar actualmente en Finlandia no es una guerra de clases, al contrario, es un combate entre por un lado el orden social legalizado y por otro actos terroristas”. A pesar de sus esfuerzos, Suecia permaneció neutral, pero concedió numerosos permisos a oficiales de su ejército para que de manera voluntaria prestaran servicio en Finlandia.

En otro de los frentes diplomáticos, Edgard Hjelt acudió a Berlín para solicitar apoyo militar. Entre las ofertas a cambio de ayuda se ofreció convertir a Finlandia en una monarquía parlamentaria con el príncipe Friedrich Karl de Hesse como rey. No obstante esta idea chocó de inmediato con Mannerheim quien quería evitar una implicación de Alemania ya que ello hubiese limitado la independencia de Finlandia

Finalmente Alemania envió tropas, la División Báltica la cual llegó a Hankoniemi el 3 de abril, en la fase final del conflicto.