El gran sitio de Malta de 1565
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- Escrito por Hector J. Castro
En la década de los 60 del siglo XVI la lucha que mantenían las grandes potencias ribereñas del Mediterráneo ganó intensidad. El corsario otomano Dragut se había convertido en el terror de Levante, y, en respuesta, Felipe II de España había ordenado aumentar los efectivos de la escuadra de galeras de Nápoles para defender sus dominios costeros. La Orden de Malta –última de las grandes órdenes militares de las Cruzadas- seguía siendo uno de los principales aliados de España, y no había empresa contra el Turco en la que sus galeras no se hallasen juntas. De hecho en 1564 tomaron, para gran gozo de la cristiandad, el Peñón de Vélez de la Gomera, un famoso refugio de corsarios en el que éstos se detenían a arreglar sus naves y guardar el botín de sus correrías.
Tras este suceso aumentó el odio. Los almirantes otomanos veían peligrar cada vez más sus negocios de Berbería, por lo que enviaron innumerables cartas al Gran Solimán solicitando que atacase la estratégica isla de Malta, el cuartel general de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, que era importantísima plaza y cabeza de puente del Mediterráneo.
Solimán juntó en consejo a sus grandes capitanes, y finalmente decidieron atacar la isla. Inmediatamente, el Sultán le ordenó a Pialí Bajá, el almirante de su flota, que comenzara la juntanza de navíos, gente de remo, hombres de armas, artillería, municiones, bastimentos y todo el aparato necesario para la campaña.
Giulio Reiner. Macchi C.202 Folgore
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- Escrito por JACKSON
El 19 de agosto de 1942, el Teniente piloto Giulio Reiner despegó en su Macchi C.202 Folgore del aeródromo de Fuka, cerca de El Alamein, con otros siete cazas de las 73ª y 96ª Squadriglias, para interceptar aviones enemigos que sobrevolaban la línea del frente y que habían sido detectados por un radar Freya alemán.
Como punto de Reiner iba el Teniente piloto Gibellini, en la que era su primera salida operativa. Sobre El Hamman, a 6.000 metros de altitud, divisaron unos 20 Hurricanes que efectuaban ataques al suelo. Mientras se preparaban para atacarlos, Reiner vio 10 Spitfires a unos 1.000 metros por encima y a la izquierda, los cuales viraron hacia los cazas italianos. Reiner giró violentamente a la izquierda, en una maniobra de muchas g, de forma que quedó situado por detrás y por debajo de uno de los Spits.
Lérida 1647, una asedio legendario (II)
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- Escrito por Sir Weymar Horren
Entre el 13 y el 14 de mayo, los franceses rodearon Lérida por completo; tendieron un puente barcas al norte para comunicar las dos orillas del Segre y, entre el 14 y el 26, trabajaron afanosamente en la reparación del cordón de fortificaciones levantado alrededor de la plaza por el ejército de Harcourt. Entre tanto, Britto hizo registrat a todos los habitantes y los puso a trabajar en las fortificaciones de la ciudad. Asimismo, el portugués hizo llevar todos los víveres y municiones a la ciudadela e instalar una batería de dos cañones cerca del Segre para hostigar a los franceses al otro lado del río. Con ayuda de Agustín Alberto, profesor de arquitectura y geometría, había logrado poner en defensa una muralla en la colina, al pie de la ciudadela, amén de otras fortificaciones en el flanco que bajaba hasta el Segre. Por lo demás, al carecer Lérida de foso, rebellines, medias lunas y estradas encubiertas, el 27 de mayo los franceses llegaron sin oposición al pie de la colina y comenzaron a cavar trincheras en zigzag a una distancia de entre 250 y 300 pasos de la mole rocosa (1).
El príncipe de Condé, convencido de que tomar la ciudadela era la única forma de rendir la ciudad, decidió concentrar en la roca todos sus esfuerzos, lo que permitió a Britto dejar bajo mínimos las defensas de otros puntos –con 1.800 hombres no podía cubrir todo el perímetro amurallado ni salir a escaramuzar con los galos–. La base de la defensa fue una compañía de un centenar de hombres que Britto formó ad hoc con los mejores soldados de la guarnición, la mayor parte oficiales reformados (2), a la que se llamó “compañía la de las bandas rojas” por las insignias que portaban. Los integrantes de la compañía iban armados con carabinas cortas, pistolas, alabardas, espadas y rodelas para luchar en las trincheras, y su intervención en los momentos decisivos fue clave. Para muestra de su implicación en la lucha, en los 35 días que duró el asedio tuvo tres capitanes distintos: el sargento mayor Alonso de Vega, muerto de un disparo en la cabeza por un tirador francés, el sargento mayor Juan Joquero, caído en una salida, y el capitán Miguel Valero.
Lérida carecía de foso, pero su colina, con la ciudadela, era un obstáculo formidable, como muestra este grabado del asedio.
Navis longa: la galera de guerra romana. (III)
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- Escrito por Flavius Stilicho
Trirreme romano (G. Rava). Está representado con un corvus, siendo bastante improbable que los trirremes fueran dotados de uno ya que afectaría demasiado al delicado balance de pesos de la trirreme y además el abordaje no era la misión principal del trirreme. Lo que sí podría llevar es alguna pieza de artillería ligera como la que se muestra.
2.1.3. Trirremes.
El trirreme (triremis), al parecer inventado en Sidón o en Corinto, marcó una época viniendo a sustituir a la pentecóntera como navío de combate de las principales armadas mediterráneas, durante los siglos VI a IV a.C. Se trata de la galera clásica antigua, una galera en la que cada hilera tienes 3 remos, cada uno de ellos remados por un único remero.
La guerra ruso-japonesa de 1904-1905 (II)
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- Escrito por akeno
- 2.2. ASPECTO GEOPOLÍTICO
A la declaración de guerra el 10 de febrero de 1904, el Gobierno japonés envió mensajes a varios Gobiernos anunciando su decisión. En los siguientes 12 días, se formularon declaraciones de neutralidad por parte de 18 naciones, incluidas todas las potencias europeas y los Estados Unidos.
La victoria japonesa pasó la historia como la primera vez que una potencia europea era derrotada por asiáticos usando tecnología moderna. En Occidente surgió el temor al “peligro amarillo”, término acuñado, según algunos historiadores, por el Kaiser Guillermo II de Alemania, y que hacía mención a una hipotética amenaza de una invasión asiática sobre la civilización occidental. Definitivamente, la victoria japonesa fue una señal que enardeció los corazones de muchos nacionalistas y anticonolialistas en la India y Egipto.
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- EL PELIGRO AMARILLO EN TODO SU ESPLENDOR. ILUSTRACIÓN DEL AÑO 1898
Durante la guerra ruso-japonesa y poco después, se llevaron a cabo importentes cambios gepolíticos en Europa. La derrota rusa, junto con el florecimiento del poder militar e industrial de Alemania, para aprensión de los franceses, significó el nacimiento de la Entente-Cordiale, formada por franceses e ingleses y firmada durante las primeras fases del conflicto bélico y a la que se unió Rusia años más tarde, formando la Tripe-Entente de 1907, a la cual se enfrentó Alemania y Austria-Hungría durante la Primera Guerra Mundial.
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